Comentario
La vida de la mujer se concebía dentro de la vida del ayllu. Este término se empleaba para designar una familia extensa, en su referencia a un antepasado común, y con tierras compartidas que no necesariamente debían guardar contigüidad territorial. Precisamente esa discontinuidad, en lo que se conoce como islas ecológicas, permitía el acceso de la comunidad a recursos que se encontraban distantes, y que hacían autosuficientes a los miembros de cada ayllu. Este sentido de pertenencia a una comunidad extensa exigía la conciencia de contribución complementaria por parte de todos y cada uno de los miembros del ayllu. Tal funcionamiento se trasportará al Estado Inca, perfeccionando y multiplicando su sistema de complementariedad en los procesos de reciprocidad y redistribución.